Frente a la más conocida de las estatuas, “El Pensador”, me detengo a observarla disfrutando
de todos los detalles e imaginando al ser humano real que podría estar en una
disposición y actitud similar a la de la figura esculpida. Observo también el
resto de las esculturas, diversos personajes en posición erguida, que
transmiten una intensa emoción en sus rostros y gestos, como si el escultor
deliberadamente exagerase lo que tal vez pasaría desapercibido en la
observación de un ser humano de carne y hueso.
De repente, una chica se lanza a posar para una foto situándose delante
de una de las esculturas a la que coge por detrás agarrando sus manos a las de
la figura. El chico que le hace la foto, la anima a que pose
de forma más sugerente y ella se deja caer hacia delante, confiada en la fuerza
de la estatua que ahora la sostiene y mostrando una expresión de felicidad a la
vez que ligeramente insinuante. Nos cruzamos las miradas, yo sonriéndole
tímidamente y ella devolviéndome una amplia sonrisa por lo divertido de
la situación. En ese instante, contemplando al unísono las dos figuras
enlazadas, una chica tan atractiva como real regalándome la mejor de sus sonrisas y una bella
figura de bronce magistralmente esculpida por Rodin, pensé que tal vez estaba disfrutando del Arte,
de eso que denominan el Arte en la
calle.
domingo, 26 de febrero de 2012
Arte en la calle
En la emblemática Plaza de Santo
Domingo de Murcia, centro neurálgico de la ciudad, punto de encuentro de los
murcianos cuando quedamos para salir, esta tarde me tropiezo con unas estatuas del escultor francés Auguste Rodin. Auténticas piezas maestras
procedentes del prestigioso Museo de Rodin de París se exponen en nuestra familiar
plaza de Santo Domingo ante los ojos de
todos los viandantes, con reacciones muy variadas que oscilan entre la
indiferencia, la diversión y el juego tocando las estatuas, la observación rápida
y superficial, o la aparentemente más
seria, intelectual y pausada contemplación de la Obra de Arte. Son muchos los que hacen fotos con sus cámaras
o móviles y no cesan los comentarios sobre la apariencia de las figuras de
bronce esparcidas en medio de la plaza.
miércoles, 11 de enero de 2012
En el silencio de la noche
Solo en casa y envuelto en el
silencio de la noche, con el estado de ánimo apacible y sereno, tal vez en
armonía conmigo mismo y la Naturaleza, siento la necesidad de escribir. Murcia
duerme, las calles están vacías y tan solo en el interior de las casas algunos prolongan
sus ocupaciones antes de irse a dormir. Disfruto imaginando sus historias
personales, o recordando las que yo mismo viví junto a mis seres más queridos. Pasó
todo de forma tan rápida que necesito volver a saborearlo, a repasarlo en sus
múltiples detalles, a continuar disfrutándolo aún en la distancia del recuerdo. ¿Cuántas
veces nos despedimos con la esperanza del pronto reencuentro? ¿Cuántas veces
reiniciamos una nueva historia de vivencias compartidas? ¿Cuántas veces nos
echamos de menos o nos olvidamos el uno del otro? La vida nos aleja y nos
acerca, nos regala esos instantes tan intensos que siempre llevaremos en
nuestro interior. La vida se nos escapa vertiginosamente en la rutina, las tareas
y obligaciones del día a día. Pero durante la noche, sumergidos en el silencio,
la paz y la magia de la noche, siempre podemos recuperar la esencia de lo que
nunca quisimos perder.
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