jueves, 1 de mayo de 2014

Jawara

Casi todos los días salgo a correr por el Jardín de la Seda en Murcia. Cuando me cruzo con un corredor/a que sigue un ritmo similar al mío, soy aficionado a proponerle correr juntos y así hacer más llevadera la tarea. Esto también me permite conocer a nuevas personas, su forma de vida, creencias, hábitos, formas diferentes de entender la vida.

Hoy regreso de correr mis 10 km diarios -12 vueltas al Parque de la Seda más el camino de regreso a mi casa- y he tenido el placer de conocer a Jawara, un inmigrante senegalés de 28 años que vino en una patera a España hace 8 años, entiende perfectamente el castellano y trabajaba hasta hace un mes de jardinero. Todavía "sin papeles", su jefe, imagino que afectado por la crisis o tal vez por un defecto en su personalidad -se es evidentemente mucho más feliz cuando se obra de forma honrada, cuando nos sentimos queridos y queremos a los demás-, lo engañó y lo echó del trabajo dejándolo completamente desamparado.

Jawara planea pasar la frontera francesa de forma similar a como cruzó media África y después el océano Atlántico, porque sabe que en Francia la tasa de paro es más baja que en España y confía en que allí podrá encontrar trabajo y regularizar sus papeles más fácilmente. Le he manifestado mi admiración por todos los que vienen en pateras con el esfuerzo, coraje y la ilusión de encontrar un mundo mejor. Le he dicho que son los más fuertes, preparados e inteligentes, algo que me negaba medio sonriéndose ante mis palabras. También le he comentado que salgo a correr con cierta frecuencia por el parque de la Seda y que me gustaría cruzarme de nuevo con él para seguir conversando.

Hoy más que nunca he vuelto a sentir el azote que la crisis nos viene dando ya siete años. Recuerdan los más pesimistas que la crisis del 29, la más profunda que se conoce, duró en Estados Unidos 16 años y acabó con la Segunda Guerra Mundial. Yo soy de los optimistas que confían en el enorme potencial del ser humano, con sus virtudes y defectos, pero también con la grandeza de un fondo de bondad y sensibilidad que todos tenemos, y que nos permite sobrevivir a las adversidades en nuestra lucha y esfuerzo diarios por ser cada día mejores personas.