domingo, 30 de junio de 2013

Conversar contigo

¡Cuánto me gustaría conversar contigo! Preferiblemente mientras damos un paseo a altas horas de la noche, por las calles de Murcia, la orilla de la playa o por un nuevo sendero en la montaña. Sin estrés y ningún tipo de bullicio, a ser posible tú y yo solos… O también sentados en una terraza, el uno frente al otro, observándonos al detalle, escuchando cada una de nuestras palabras, silencios y gestos. Compartiendo alegrías y tristezas, pequeñas emociones y todo lo que nos pasa por la cabeza… 

Ayer me encantó bailar contigo, pero había demasiada gente, la música sonaba estridente y  el ambiente estaba demasiado cargado de personas, luces y ruido. Ayer percibí el estrés que también puede vivirse en los locales de ocio, cuando la música irrita y nos sentimos acelerados, sin saber muy bien qué hacer, casi con la obligación de bailar y disfrutar, que es lo que se espera de nosotros. Y fue precisamente ayer, por tenerte tan cerca y no poder dirigirte más de dos palabras, cuando eché mucho de menos conversar contigo.