miércoles, 11 de enero de 2012
En el silencio de la noche
Solo en casa y envuelto en el
silencio de la noche, con el estado de ánimo apacible y sereno, tal vez en
armonía conmigo mismo y la Naturaleza, siento la necesidad de escribir. Murcia
duerme, las calles están vacías y tan solo en el interior de las casas algunos prolongan
sus ocupaciones antes de irse a dormir. Disfruto imaginando sus historias
personales, o recordando las que yo mismo viví junto a mis seres más queridos. Pasó
todo de forma tan rápida que necesito volver a saborearlo, a repasarlo en sus
múltiples detalles, a continuar disfrutándolo aún en la distancia del recuerdo. ¿Cuántas
veces nos despedimos con la esperanza del pronto reencuentro? ¿Cuántas veces
reiniciamos una nueva historia de vivencias compartidas? ¿Cuántas veces nos
echamos de menos o nos olvidamos el uno del otro? La vida nos aleja y nos
acerca, nos regala esos instantes tan intensos que siempre llevaremos en
nuestro interior. La vida se nos escapa vertiginosamente en la rutina, las tareas
y obligaciones del día a día. Pero durante la noche, sumergidos en el silencio,
la paz y la magia de la noche, siempre podemos recuperar la esencia de lo que
nunca quisimos perder.
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