sábado, 30 de julio de 2011

Crisol de culturas

Su mirada y su sonrisa transmiten una madurez y seguridad impropias de una joven de tan solo veinte años. Nacida en pleno centro de La Habana, de padre murciano y madre cubana, vivió hasta los quince años en la isla caribeña, y a tan temprana edad tuvo el coraje de tomar una difícil decisión: dejar a su madre, al cielo y el mar caribeños, para venirse a vivir a la ciudad de Murcia con su padre, una nueva familia y una nueva cultura mediterráneas.
   Con su corazón dividido entre el sol del Caribe y el sol de Murcia, contando los días que quedan para las Navidades, que es el período en que todos los años vuelve a La Habana para abrazar a su madre y familia cubanas, Celia afronta el día a día con el entusiasmo de una joven que quiere disfrutar al máximo, pero también con la conciencia de que su vida ha sido un poco más dura y compleja, una vida diferente a la de sus amigos con su misma edad.   
   Orgullosa de su doble nacionalidad, de sus dos familias cubana y española, de la cultura y las gentes de ambos países, Celia consigue integrar en su forma de pensar, sentir y actuar, lo mejor de sus dos madres patrias, con la sabiduría de quien es capaz de comprender el enorme potencial y riqueza de la suma de dos culturas hermanas.