La conocí hace algunos años, como
alumna en la Facultad de Psicología, pero entonces me pasó un tanto
desapercibida. Coincidir de nuevo con ella, a través de una amiga común,
me pareció fascinante, por su belleza, elegancia, porte profesional y, sobre
todo, su encantadora sonrisa. Contrasta su elevada estatura con su sencillez, cercanía y amabilidad exquisitas. ¡Cómo pasa el tiempo! Y cómo la vida te
regala el reencuentro con brillantes alumnos que hoy son prestigiosos profesionales
de la Psicología.
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