Instantes mágicos. Breves pero
intensos en emociones. Suena una balada romántica y la invito a bailar. Sin
conocernos de nada sentimos cómo la música nos envuelve en su cadenciosa
melodía, fundidos en un abrazo y dejándonos llevar. Surgen entonces las miradas
cómplices, las risas y las caricias en perfecta armonía con el ritmo musical.
Mirándola a los ojos intuyo su nacionalidad.
– ¿Eres polaca, búlgara, de Hungría…?
– ¡Soy rumana!, me increpa sonriente y sin dejar de bailar…
Nicoleta vivió en Murcia hace algunos años, aunque ahora reside en Bucarest,
trabajando de recepcionista en un hotel. Enamorada de Murcia y los murcianos, decidió
disfrutar de su mes de descanso en nuestra ciudad, hospedándose en casa de
una buena amiga también rumana. Hoy era su último día de vacaciones y nos
despedíamos hasta el año que viene, en el que prometió regresar.
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