viernes, 31 de diciembre de 2010

Dora de Shanghai

Jiaying Tang es el verdadero nombre de Dora, una chica de Shanghai que se dejó caer por mi casa a través de una solicitud de couch (sofá o cama) desde la página web de CouchSurfing, una red social que agrupa a todos los que disfrutamos conociendo a nuevas personas de diferentes nacionalidades, culturas y formas de pensar, y que facilita la organización de encuentros desde para tomar un café hasta para hospedar o ser hospedado gratuitamente en las casas de otros couchsurfers.   
      Recibí un escueto mensaje de Dora explicándome que residía en Valencia, donde estaba aprendiendo español, y que quería pasar unos días en Murcia, con el objetivo de conocer nuestra cultura y también de bailar salsa, que es una de sus aficiones favoritas. Yo le respondí diciéndole que podía hospedarse en mi casa durante tres días y que podría enseñarle Murcia,  además de salir a bailar salsa todas las noches que le apeteciera.             
      El pasado martes sobre las 10 de la mañana nos conocíamos personalmente en la estación de autobuses de Murcia, y a partir de aquí se iniciaba una de esas tantas historias de encuentros personales que conforman la vida, aunque en este caso con la impronta de una mentalidad abierta, tolerante y empática por ambas partes, lo que facilitó que la convivencia funcionase de forma más que satisfactoria.      
      Paseando por Murcia y visitando nuestros edificios más emblemáticos, museos, exposiciones y monumentos -especialmente le gustó la catedral-, Dora se mostraba muy seria, interesada y anotando en su libreta todo aquello que le parecía curioso o relevante para sus conocimientos de nuestra cultura e idioma. Cada vez que yo saludaba a alguien, ella se acercaba con decisión a mis conocidos y les sonreía con un entrañable  y sonoro “¡¡¡HOLA!!!”, que todos ellos celebraban riendo y esperando a que yo les explicase: -Es Dora, de Shanghai, que ha venido a conocer Murcia durante unos días.  
      En casa se conectaba continuamente a internet –los dos en mi salón nos hacíamos compañía, cada uno centrado en su portátil-, cocinábamos juntos: ella, al principio, prefería observar y aprender de “mis dotes culinarias”, pero cuando comprobó mi torpeza frente a las cacerolas y sartenes, no tuvo más remedio que tomar la iniciativa y ser ella misma la que cocinase exquisitos platos que, según me decía, nunca había hecho antes. Nuestras conversaciones eran de lo más variado, pero a mí me interesó especialmente saber de Shanghai, de su vida en la ciudad más poblada de China –ya son 20 millones sus habitantes-, de la relación con sus padres - a los que pude conocer por Skype-, la censura política en el país, su experiencia como estudiante de Ingeniería Ambiental en la Universidad, el carácter y la forma de pensar de los chinos...   
      Pero si todo esto me resultó muy interesante, lo verdaderamente alucinante fue conocer a otra Dora completamente diferente e irreconocible en la pista de baile del Punta Cana, un local de salsa situado en la zona de las Atalayas de Murcia, al que acudimos a bailar el miércoles y el jueves pasadas las 12 de la noche.  Causó tal sensación en la pista, que la sacaron a bailar los mejores bailarines de salsa, cautivados por su técnica, ritmo, movimientos,  su exótico encanto y belleza orientales. Y al micrófono de la sala, mis amigos Javi (DJ Negro) y Elena la anunciaban como ¡¡¡Dora de Shanghai!!!, despertando la curiosidad y atención de los asistentes ante el extraño acontecimiento de “una china” bailando salsa al más alto nivel. 
  
      Hoy viernes, a las 3 de la tarde, nos despedíamos Dora y yo en la estación de autobuses de Murcia con un "hasta siempre", ya que seguiremos en contacto a través de internet y muy probablemente nos veamos de nuevo en Valencia, Murcia o Shanghai. Sin embargo sentí la tristeza de las despedidas, del saber que nunca se volverá a repetir esta pequeña historia de tres días, al menos de la misma forma y con los mismos ingredientes: las emociones del primer encuentro, el inicio y desarrollo de una comunicación con el propósito principal de agradar al otro y disfrutar de su compañía, la búsqueda de afinidades e intereses comunes, empezando por la comida y acabando por las ideas, proyectos o motivaciones más profundas en la vida… Y durante todo este proceso, el inevitable cariño que surge entre las personas cuando la convivencia es gratificante, entrañable, divertida y muy positiva.  
      Hoy viernes, 31 de Diciembre de 2010, despido un nuevo año con la satisfacción de continuar vivo, ilusionado por seguir aprendiendo y compartiendo lo mejor de mí mismo con mis seres más queridos y con muchos otros, que al igual que Dora, también se crucen en mi camino. 
Pd: Si te apetece ver a Dora bailando salsa en Shanghai, durante la fiesta de su 28 cumpleaños, pincha aquí

8 comentarios:

  1. Enhorabuena Fulgencio. Primero por tener la vitalidad y ánimo necesarios para estar abierto a este tipo de experiencias. Segundo, por tener la innata habilidad para escribirlas y así compartirlas con los demás.

    Un abrazo.

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  2. ¡¡¡Mi queridísimo MAESTRO!!! Es una gran alegría poder compartir contigo mis vivencias, en las que como bien sabes la Coral Universitaria que tú dirigías tuvo un protagonismo más que relevante. Lo que disfruté contigo escuchándote, aprendiendo de ti, compartiendo tantos gratos momentos... (ahora mismo te imagino partiéndote de risa mientras me imitas releyendo lo que te escribo :-D). Tengo en mente muchos posts en los sin duda hablaré de nuestra coral, aunque como no quiero que esto del blog me quite mucho tiempo, lo haré muy espaciadamente. Y como sé que andas muy liado, yo mismo seré quien te avise cuando escriba algo de tu directo interés. Un fuerte abrazo, feliz 2011 y un beso a tu preciosa niña.

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  3. Si, la verdad es que lo cuentas muy bien, y me gustan esas experiencias de conocer a gente nueva, la he visto bailar, baila muy bien, y se la rifan todos para bailar con ella, jeje.
    Besos.

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  4. Hola Amalia,

    Si te gusta conocer gente nueva puedes crearte un perfil en CouchSurfing, donde no es necesario que ofrezcas hospedar a nadie: simplemente dices que te apetece quedar para tomar un café, en Cartagena o donde decidas viajar. Incluso podríais haceros un perfil conjunto tú y tu marido. En fin, que si alguna vez estuvieses interesada, te lo puedeo explicar con más detalle. Besos.

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  5. Pero bueno Fulgen!!! Te puedes meter a escritor. Me ha encantado tu historia, una experiencia nueva esto del Couchsurfing, pero no para ti claro!! La verdad es que lo relatas genial, Y a Dora se la rifan en la pista...si te descuidas no la pillas para un baile.

    Besos!!! y muy importante..tenemos que hacer lo que nos gusta y dicta el corazon.

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  6. Querida Mariana,

    Muchas gracias por ese consejo que comparto cien por cien: hacer lo que nos dictan nuestros sentimientos, siempre que sean buenos, claro. Me alegra mucho saber que te ha gustado la historia. Y ya sabes, ahora a couchsurfear, que es lo que se lleva :-D. Un fuerte abrazo.

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    1. Antonio Valera Espín16 de marzo de 2012, 21:04

      Muy bien, Fulgencio, me gusta tu blog. Especial la historia de Dora de Shangai. Una china con mucha salsa, así es Dora, y lo digo con todos los respetos. Un abrazo.

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    2. Muchas gracias por tus palabras. Un fuerte abrazo.

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